Perseguidera Dmente

sábado, 13 de noviembre de 2010

Savoir faire... ou contraire.

Acto I:

Cuando mi cuñada y hermano se embarazaron hace casi 2 años, nos hicieron muy felices. Sobre todo a mí, a quien tuvieron el tupé de nombrar madrina. De inmediato comenzó el furor por idear/bordar/tejer/hacer/comprar las cosas de bebé más cuchis. Recuerdo que en General Import encontramos una andadera genial: con centro de actividades (conjunto de perolitos de colores y sonidos para volver locos a los padres/cuidadores). Mamá y yo hicimos nuestra respectiva mega cola para pagar, con nuestra mega caja, contentiva del mega armatoste verde manzana, un osito blanco de peluche y una linda muñeca de trapo bajo el brazo de cada una.
Con nuestra proverbial paciencia, herencia de nuestra rama familiar tibetana y tras casi 25 minutos de avanzar MUY lentamente, llegamos a dos clientes de la caja (cuya formación en L dificultaba que los clientes supieran cuando las cajas a la vuelta de la esquina estaban desocupadas), cuando escuché un "el que sigue" gritadito y acompañado de dos sonoros y malcriados golpes al mostrador. 
En un tiempo incalculablemente breve y a velocidad macht 5, dejé a mi mamá sin osito bajo el brazo, sola y viendo la estela de polvo dejado por mí al volar a donde había sido llamada. Con dos sonoros golpes al mostrador le dí, en el mismo tono insolente, las buenas tardes al cajero, quien me miró de hito en hito, desarmado ante mi respuesta. De inmediato tendría al gerente detrás, preguntándole al cajero qué sucedía. Giré para mirar a un pigmeo a quien pude, yo que soy bajita, mirar de tú a tú a los ojos y echarle el cuento de mi indignada desventura clienteril. 
El gerente se deshizo en excusas... y descuentos.  

Acto II
Durante mi período azul musical, en el cual canté en español antiguo, latin, alemán e inglés, música  muy bella (empezando por las hermosísimas piezas de Don Juan de la Encina), ensayábamos cual total tortura una misa de Federico Ruíz, ante quien cantaríamos en breve. Con nuestra jefe de cuerda quedamos en encontrarnos en el Arturo´s de Sabana Grande. 
Fiel a mi mala costumbre de llegar tarde y por no haber visto la puta partitura desde que me la entregaron, entré al restaurant resaltador en mano, dispuesta a asegurar, al precio de un café, una mesa de trabajo por el poco tiempo que le tomaría llegar al resto de la armónica parvada.
Como eran las dos de la tarde de un día laboral y mitad de quincena, no había mucha gente. Sin embargo y a fin de no perder la costumbre, había 3 personas en fila ante la caja. Compré mi ticket y seguí. 
Al llegar a la barra, parecía uno de esos corredores de la bolsa de valores que uno ve en la tele: con el papelito blanco en la mano, el brazo estirado, mi educación clase media a cuestas y un rótulo de pendeja honoris causa en la frente, intenté llamar la atención de algún dependiente, sin que nadie me atendiera: "Hey, disculpa" "Psst, jóven" "Oiga señor.." y nada.
Defraudada, bajé el brazo suspirando. Qué vaina cuando el cliente es transparente, pensé. Yo siempre pensando pendejadas como diría mi madre, pensé. Qué pantalones tan feos lleva esa pana, pensé. Qué distraída soy, pensé.
De repente, con una aureola de guevón importante, con sus camisitas-blancas-mangas-cortas-con-corbata (epítome del mal gusto, legado de nuestros visitantes mormones), apareció el gerente, a quien pregunté la hora. Las 2 y diez, respondió. Perfecto, llevo 10 minutos esperando por un café, respondí, tendiéndole la factura.
Mil disculpas más tarde, con un café hecho por el encorbatao-manga-corta y una torta de queso a cuenta de la casa... me hice la promesa solemne de no volver a uno de esos sitios, ni bajo amenaza de muerte.

sábado, 16 de octubre de 2010

No es: Si... O: Si?. No. Es: Si.

Si puedes mantener la cabeza cuando todos a tu alrededor
pierden la suya y por ello te culpan,
si puedes confiar en ti cuando de ti todos dudan,
pero admites también sus dudas;
si puedes esperar sin cansarte en la espera,
o siendo engañado, no pagas con mentiras,
o siendo odiado, no das lugar al odio,
y aún no pareces demasiado bueno, ni demasiado sabio.
Si puedes soñar - y no hacer de los sueños tu maestro,
si puedes pensar - y no hacer de las ideas tu objetivo,
si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre
y tratar de la misma manera a los dos farsantes;
si puedes soportar el oír la verdad que has dicho
retorcida por bribones que hacen trampas para tontos.
O mirar las cosas en que tu vida has puesto, rotas,
y agacharte y reconstruirlas con herramientas viejas.
Si puedes arrinconar todas tus victorias
y arriesgarlas en un cara o cruz,
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir nada de lo que has perdido;
si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones
para jugar tu turno tiempo después de que se hayan gastado,
y así resistir cuando no te quede nada
excepto la Voluntad que les dice: «Resistid».
Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud,
o pasear con reyes y no perder el sentido común;
si los enemigos y los amigos no pueden herirte,
si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
si puedes llenar el minuto inolvidable
con los sesenta segundos que lo recorren;
tuya es la Tierra y todo lo que en ella habita,
y -lo que es más-, serás Hombre, hijo. 
 
Rudyard Kipling

P.D. ¿Ha quedado claro o les pido un GPS?

martes, 31 de agosto de 2010

El hilo de Ariadna


Mi nombre es de origen griego y significa la que está llena de vida. En mi caso, lo llevo en honor a la hermana menor de papá, quien murió muy joven justo el día de su boda, por una arepa envenenada enviada por la celosa y pertubada ex de su futuro esposo. Insólito? Si. Pavoso? No lo creo. Sólo que así fue: la vida superando a la ficción, al alcance del brazo.
Para mí, la vida es el invaluable bien supremo, el regalo mayor, la oportunidad inédita, llena de posibilidades... 
Una persona que conocí hace muchos años ya y que ganó mi aprecio por su calidad humana, Germán Parada, un excelente profesional de la comunicación, escribió hace un ratico lo siguiente: "Vivir está por arriba de cualquier cosa, jamás jugaría con eso, mucho menos si tengo posibilidades de morir. 1 millón de riesgos contra mi única inversión, no es negocio".
A raíz de la muerte anoche del agricultor Franklín Brito, producto de las complicaciones de una prolongada huelga de hambre, iniciada para que se rectificara una medida tomada por el gobierno en contra de sus tierras, estas líneas de Germán llaman a reflexionar: si bien su deseo era presionar para la rectificación de tal medida, al ejercerla con determinación hasta sus últimas consecuencias, con la repercusión que tendrá, siendo jalonado por unos y otros, siendo utilizado o atacado a conveniencia, uno se pone a pensar: ¿había que llegar a esto? ¿Era realmente necesario que se sometiera no sólo él, sino toda su familia, al escarnio público por un desacuerdo legal con el gobierno? ¿Es la agonía una trinchera de batalla lógica? ¿Es la vida una herramienta de presión válida, una mercancía de intercambio? ¿Cuál es la razón primigenia del problema? Legalmente hablando, ¿quién tenía la razón? ¿Fue una guerra de pulsadas que el gobierno no quiso perder a rajatabla y cuyo costo no sólo es una vida humana, sino toda la manipulación de la que fue objeto esta causa desde el principio? ¿Es un paladín de la dignidad en la lucha por la propiedad privada? ¿No saben que el proceso socialista que vivimos es un paso previo al comunismo, donde los medios de producción pertenecen al estado, quien los distribuye a la gente "según su necesidad y capacidades"? ¿Está la sociedad venezolana lista para vivir de esa manera? ¿Hemos logrado, con nuestros pros y contras idiosincráticos, nuestro temperamento particular, desarrollar, internalizar siquiera, la idea?
La BBC tiene una versión de los hechos que señalan un posible origen de todo esto y que, de demostrarse su veracidad, es cuando menos, tan o más insólito que la historia de la tía Zoila; vean el siguiente link: http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2010/08/100830_0233_venezuela_brito_muere_ao.shtml
Cuando estudiábamos las 7 principales teorías de la sociedad en la universidad, siempre me pareció que a todas les faltaba algo, que casi todas esas teorías tenían algo positivo que aportar, que no estaban completas, que unas habían sido estructuradas en tiempos muy convulsos y por ende, eran radicales, pero que aplicándolas en el contexto actual, tampoco darían los resultados prometidos, porque el mundo había cambiado y pese a que la desigualdad social era grande y desoladora, el método de explotación era distinto y por ende, las armas para combatirlo debían ser diferentes también. Bromeábamos con que habría que meterlas todas en una licuadora y colándolas, quizás era posible sacar algo de mejor aplicación práctica.
Así como creo en Dios, pero no en sus páginas web (las diferentes iglesias) por parecerme un locus de control para sus propios y no muy claros fines, así puedo creer en una sociedad perfectible, pero siempre dudo de sus partidos políticos, por las mismas razones que hay que cambiar un pañal a un bebé con frecuencia.
Los políticos están en campaña electoral. Ante nosotros se abre un abanico de selección representativa. Participa. Pero no te dejes llevar a ciegas. Haz que sea un voto consciente. Vota por la capacidad de quien te representará. Haz que el tiempo invertido en la cola cuente, porque después ellos serán los que hagan propuestas y las discutan... los que digan sí o no en tu nombre. Con tu permiso... o sin el.

martes, 3 de agosto de 2010

A quien corresponda

Un servidor,
Joan Manuel Serrat,
casado, mayor de edad,
vecino de Camprodón, Girona,
hijo de Ángeles y de Josep,
de profesión cantautor,
natural de Barcelona,
según obra en el Registro Civil,
hoy, lunes 20 de Abril de 1981,
con las fuerzas de que dispone,
atentamente

EXPONE (dos puntos)

Que las manzanas no huelen,
que nadie conoce al vecino,
que a los viejos se les aparta
después de habernos servido bien.

Que el mar está agonizando,
que no hay quien confíe en su hermano,
que la tierra cayó en manos
de unos locos con carnet.

Que el mundo es de peaje y experimental,
que todo es desechable y provisional.

Que no nos salen las cuentas,
que las reformas nunca se acaban,
que llegamos siempre tarde,
donde nunca pasa nada.

Por eso
y muchas deficiencias más
que en un anexo se especifican,
sin que sirva de precedente,
respetuosamente

SUPLICA

Se sirva tomar medidas
y llamar al orden a esos chapuceros
que lo dejan todo perdido
en nombre del personal.

Pero hágalo urgentemente
para que no sean necesarios
más héroes ni más milagros
pa' adecentar el local.

No hay otro tiempo que el que nos ha "tocao",
acláreles quién manda y quién es el "mandao".

Y si no estuviera en su mano
poner coto a tales desmanes,
mándeles copiar cien veces
que "Esas cosas no se hacen".

Gracia que espera merecer
del recto proceder
de quien no suele llamarse a engaño,
a quien Dios guarde muchos años.

AMÉN.

jueves, 22 de julio de 2010

Frenesí de plata

A mediados de Octubre del año pasado, mi agrupación de música venezolana favorita, Ensamble Gurrufío, arribó a sus bodas de plata. Yo asistí encantada de la vida, en representación de toda la gente que se han dedicado a asombrar y complacer durante estos 25 años. El Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela no cabía en sí misma de la felicidad. Desde el techo, "Las Nubes de Calder" ondeaban orgullosas y expectantes, como todos. Un verdadero banquete de sensibilidad, picardía y unos invitados cuyo virtuosísmo desbordó nuestros sentidos, no permitió que olvidáramos por un momento que ellos, junto a otros tantos valientes músicos venezolanos (porque en este país hay que ser muy valiente para ser músico...), han sido mascarón de proa de nuestra cultura en cuanto escenario mundial se les ha atravesado, dejando muy en alto el banderín. Días después, decidí escribirle a Luís Julio Toro, Maestro a cargo de la flauta, para por su intermedio, hacerle llegar al resto de mis queridos "Gurrus" lo que a continuación transcribo para ustedes...

LJ:



La perspectiva del público suele ser convertida en elegantes adjetivos calificativos, propios de los medios de comunicación. He aquí el otro lado de la historia: el del espectador de a pie, el que no tiene el inmenso orgullo de ser familia, ni pana, ni compañero músico siquiera, un carrizo pues. 



Ahí estuve, como desde hace 20 años más o menos, con la constancia, el cariño y la admiración que se han ganado. Compré mi entrada: sector D, 3era. fila, silla 12. Como toda hija de vecino hice mi cola, hablé con gente que no conocía mientras tanto, entré y les esperé.



En la cola me dice una señora (que viene con su mamá): “aquí estamos para oír un pedacito de cielo…” ni más ni menos… Una pelusa de bolsillo..!



Mi compañero de la derecha, ingeniero de profesión, se vino de Cumaná anoche sólo para escucharles y me habla maravillas de Hamilton: “a muchacho pá talentoso este brasilero. Qué ejecutividad… ya vas a ver cosa buena..!”



De mi compañero de la izquierda te cuento que mientras entraba el resto, borró toda la música de su celular para “tener más memoria, porque los voy a poner en mi facebook, estos panas son demasiado buenos..!”



Yo agarré dato y, gracias a Dios, también hice espacio en el celular, porque después de la primera pieza de Hamilton, me quedé sin memoria en la cámara… y eso que llevaba 2 de 1 gb y 1 de 4… El asunto es que nunca alcancé a borrar las de las vacaciones de la playa y zas… Nada peor que una supercámara digital con Alzhaimer, viejo… más inútil que corneta de avión.



Empieza el video de entrada y la expectativa crece… Salen ustedes y arranca todo de cero: no importa cuántas veces los hayamos visto en vivo, todo es sabido y todo es nuevo: el sombrero y la guayabera de Cheo, la calva cada vez más instalada y menos poblada del Zancudo, lo flaco y bronceado que está Juan (las vacaciones, seguro), tus camisas (si, si: es que a Toro le encanta el surf…) y tus canas, que se parecen a la oposición: estaban ahí, pero ahora reclaman los espacios públicos.



Qué buen regalo de cumpleaños nos han hecho: traerse a Hamilton fue un regalo más para nosotros, qué infinitamente bueno es ese muchacho..! Naranjo no cabía en sí de la emoción y sus interpretaciones como siempre, llenas de una gran dulzura. Alexis impecable, como es su mala costumbre. Lástima el feedback con el micro, pero eso pasa hasta en las mejores famillas, así que relajado y pá lante.



Una de cal todas las que van de arena: qué carrizo se te perdió taaan atrás en el escenario? Estabas como escondido… no tenías ni silla, que fuiste a buscar para poderte sentar. Si, estos carajos del público nos fijamos en todo. Qué vaina con la gente chico…



El 25% del disfrute es, a mi modo de ver, ese lenguaje con que se entienden cuando están en plena faena. La energía que sale del corazón y va a parar al otro a punta de peladas de ojo, cejas que suben, señas, caras que cambian, guiños, cuerpos que se arquean… Eso, no sólo lo disfrutan ustedes: nosotros también.



Si bien hubieron momentos en los que la emoción nos desbordó y nos atrevimos a aplaudir cuando no era (cosa que pasa hasta en el Metropolitan…), hubieron así mismo, momentos en los que fuimos catapultados del asiento y aplaudimos de pie y a rabiar hasta que nos ardieron las manos, porque era preciso aplaudir, silbar y gritar desgañitadamente Bravo, para que ustedes lo sintieran: qué Caracas ni qué Magallanes chico, Gurrufío pá todo el mundo..!



Cuando todo terminó, quise (te lo juro por mis muertos más frescos) irme tras bastidores para decirles en persona que eran una maravilla hecha música, pedirles que me firmaran el programa y el CD y tomarles unas fotos, así tuviera que borrar alguna que otra de la playa, pero vi tal cantidad de amigos y gente más cercana a ustedes hacer exactamente lo mismo que, respetando la intimidad del momento y en un inexplicable arranque de timidez impropio de mi, preferí salir tan discretamente como pude.



Sin embargo mi niña interna (si es que tal figura existe), disfrutó tanto o más que la última vez. Me fui silbando bajito todas las piezas y más feliz de lo que había llegado, 4 horas atrás.



Por todo el éxito que han sido capaces de cosechar, brindo por el que les espera los próximos 25 años. Que sus redes estén siempre a reventar de más cosas buenas. Te toca repartir esto entre los muchachos. 



Te quedas con la mejor parte, según corresponde: reitero mi agradecimiento más sincero por despertarme cada mañana felizmente a punta de buena música. Sólo te digo una cosa: como se te ocurra siquiera pensar en dejar de hacer radio, te demando. Nadie te mandó a meterte a redentor. Eres el responsable de mis sonrisas matutinas: de ésa, no te zafas.



En el próximo correo me permitiré la insolencia de enviarte un par de sugerencias para el programa. Si, música de raíz tradicional, esta vez de otras latitudes. 



Yo soy sólo una voz que les susurra lo que siente al oído.



Se les quiere hasta el infinito, ida por vuelta.

Qué les puedo decir? Como dice la canción aquella, mi admiración por esta gente... más que amor, es frenesí.

Hamilton de Holanda y el Ensamble Gurrufío: "Criollísima"

miércoles, 9 de junio de 2010

Intolerancia cero

El otro día me puse una blusa roja. Soy morena y el tono me sienta. Andaba un poco down y la colorterapia no hace daño. La primera en halagarme fue mi mamá, mirandome por encima de los lentes: vaya, pero si nos amaneció chavista la mujer..! Sonreí y seguí con lo que tenía por delante. Al llegar a la universidad, los ojos hablaban: unos a favor, otros en contra.
Tengo también una gorra del mismo color que me pongo muy de vez en cuando (ok, cuando no me quiero peinar: me hago una cola y zas.. ahí va la gorra). Para mi tiene un significado especial: fue un premio obtenido a punta de creatividad, coleccionar picadas de zancudos, raspones, hacer kayak, caminar por la selva con barro a la altura de los tobillos y mil vainas más para ganar, junto a mi equipo, el Survivor de la Isla de Monos, en el Gamboa Rainforrest Resort de Panamá. Quién lo haya hecho que les cuente cuán dura puede ser la selva panameña. Hermosa, pero una verdadera ecotortura..! Sin embargo, sólo tengo que ponérmela para generar simpatías o gestos de disgusto. Yo no doy explicaciones, no creo que tenga por qué hacerlo. Allá ellos, he dicho siempre. Así estamos en Venezuela. Qué vaina con la dicotomía!
Se detesta o se teme lo que no se conoce. Hay gente que no conoce su país, pero pregúntele dónde queda tal o cual mall en Miami, que hasta se ofrecerán a servirles de guía en su próxima visita...
Una vez conversaba con un señor alemán en Isla de Coche y me contaba que había llegado de vacaciones hacía 3 semanas, haciendo una ruta envidiable: Los Roques, Gran Sabana y Margarita. Habló con una gran pasión: Los Roques es un paraiso, la Gran Sabana es el cielo y Margarita es hermosa.Y no se quería ir. Con su inglés teutónico, mil gestos y los ojos aguados, este señor que tenía como unos 60 y pico de años expresaba con emoción el paisaje que tenemos a mano los venezolanos.
Conozco gente que es comunista y es una nota: excelentes como seres humanos, como profesionales y como venezolanos (sí, es contigo, Oli..!). Conozco gentes de derechas que van en la misma onda (si, es contigo, Octa..!). Les considero mis amigos y les defenderé donde y como haga falta.
Lamentablemente, conozco también a sus contrapartes: seres que se arrastran, sin principios, pero con fines y cuales dragones de Komodo... hasta la saliva es venenosa.
Y esto no se aplica sólo a la política. Está el caso de un amigo gay que vive en Alemania. Hijo de maracuchos, su familia le hizo la vida a cuadros hasta que se fue a estudiar... y no regresó. Hoy vive en Colonia y es libre para elegir qué y con quién.
Pasa al contrario también: Orianna ha sido una alumna aplicada toda la vida... Pero reconoce que ha tenido más oportunidades que sus compañeros (ella es rubia de ojos azules) y eso, entre los 7 y los 10 años le fastidiaba terriblemente, al punto de que, más de una vez, las maestras me llamaron para saber si la estaba entrenando para abogada, pues se enfurecía ante las injusticias y las reclamaba. Ahora que la chica tiene 19 le encanta, por supuesto..!
Me entristece ver que esto siga siendo así y que no tenga pinta de cambiar. Somos cuadrados?
Hay valientes que defienden tradiciones en extinción, pese a que, hoy dia y por desconocimiento, les miran por sobre el hombro. Tal es el caso de mi pana de toda la vida, Augusto Jaramillo, quien junto a su "patio de palos" (grupo de gente que entrena con él), insufla vida a una tradición venezolana como ninguna y hasta la enseña en una escuela en una zona popular de Caracas. Este es su blog: http://palovenezolano.blogspot.com/
Mi querida Karen Díaz, quien vive en El Valle y es dueña absoluta de una poderosa voz y un talento sin igual para el canto lírico, es otro caso digno de nombrar... Y colecciona las mismas reacciones de extrañeza cuando dice a qué se dedica. Su hermano Armando, talentosísimo bailarín y coreógrafo de danza contemporánea, idem.
Cuánto más lo pienso, más me indigno.
Hágame caso: sea valiente, arriésguese. Vaya y conozca. Pregunte de buena fe. No sea ignorante. No sea intolerante.

martes, 8 de junio de 2010

En dos tiempos

Tanta agua ha pasado bajo el molino del tiempo desde que no me asomo por acá... Abril? La pucha..! 
En pasado próximo-presente:
1era. vuelta de elecciones en Colombia, donde un Mockus inteligente, con buenas ideas, que me caía bien pues, quedó más atrás de lo que me hubiera gustado verle y ahora se enfrenta a una segunda vuelta difícil... Un Caracas FC que ganó en Táchira la primera división de nuestro fútbol, para mi beneplácito... Lluvia bienvenida, racionamiento mantenido, apagones casi olvidados, reverdeció el Guaraira-Repano y las colinas de mi ventana... Escases de ciertos productos por semana: esta semana no hay azúcar, la próxima le toca al café y así vamos... Escándalos de corrupción (textual: alimentos y gente en el mismo estado) en PDVAL... El insólito y vergonzoso ataque israelí a un barco turco que transportaba ayuda y voluntarios a Gaza en aguas internacionales (ninguno de los 2 pueblos tienen la culpa, pero pagarán las consecuencias...) El Medio Oriente siempre me produce dolores de cabeza (¿dónde estará la otra mitad?) El mundial en la puerta (ya quiero escuchar las vuvuzelas sonar)... El carísimo error del umpire para robarle el juego perfecto a Galarraga... Su ecuánime reacción... La desaparición del mercado paralelo de divisas (oficialmente para lelos, eso no desaparecerá...) Unas ganas bastante inusuales de dejar de fumar (pido fuerza de voluntad extra... y ya veremos qué sale) Gente nueva y simpática... Gente que no está y extraño (cerca y lejos)... Gente que me espanta, que me horroriza, que me hace reír, que me enamora de colores... 
En futuro cercano:
Jornadas Web 2.0 (ya les contaré de qué van)... Euroscopio 2010 (ya veremos cómo sale la inauguración) Más clases, más tareas, más gente, más anhelos y esperanzas, más para leer, para observar...
Qué viajecito..!

domingo, 4 de abril de 2010

Lo que ha pasado en torno a nuestra relación con el trabajo en los últimos 10 años forma parte del núcleo de nuestros problemas no sólo económicos, sino también sociales, políticos y hasta psicológicos. En un proceso de decadencia nacional que bien podría describirse como la profundización sistemática y constante de todos nuestros defectos colectivos, muchísima gente se ha ido acercando más al negrito de El Batey que a las folklóricas imágenes de pescadores, arrieros y oficinistas de los típicos videoclips del Himno Nacional. Aquel viejo merengue dice que el trabajo, para él, es un enemigo, que se lo deja todo al buey. Pues bien, en una sociedad urbana donde casi no quedan bueyes, ese buey es el Estado, que ha tendido a intercambiar iniciativa individual por dependencia crónica; es el compañero que debe trabajar doble; o es el cliente, el usuario, el ciudadano al que se supone que se debe atender y servir, que termina haciéndose justicia por su propia mano, buscando algún "camino verde" o yéndose para no volver. 





El trabajo es mucho más que una actividad que hay que emprender para obtener recursos con los que sobrevivir o progresar materialmente. Es una enorme fuente de relaciones con los demás: en el trabajo uno encuentra grandes amigos y, con suerte, hasta su gran amor. Es una poderosa herramienta de crecimiento personal, que te ofrece la invaluable oportunidad de aprender más, de ser abierto y flexible, de entender qué es la ética, de conocerte a ti mismo y de ser mejor persona. Y por eso, aunque nuestra idiosincrasia nos induce a identificarlo con la esclavitud, como una humillación, es en realidad una vía de libertad individual: sólo puede ser libre para vivir como quiere quien decide esforzarse por ganarse las cosas a punta de conocimiento y de tenacidad, respetando a los demás y a sí mismo. No se puede ganar libertad si se depende de la limosna de otros, si se carece de una fuente de ingresos propios. Eso que llamaban antes "realizarse" se consigue con trabajo, y éste no debe depender del capricho de otros que te venden empleo a cambio de que les des siempre la razón, como es tan común entre nosotros. Por eso es tan importante que el Estado no secuestre la iniciativa personal, ni que lo hagan tampoco esas corporaciones que apuestan a que todos sus empleados sean iguales, una masa uniformada que repite eslóganes y debe conformarse con obedecer. 


Nunca como en estos años se ha hecho tan evidente el modo en que nuestra manera de ver el país como si fuera una mina, o más bien un pozo petrolero, impide que éste progrese. Porque el que mira el lugar donde vive como un sitio al que hay que extraerle toda la riqueza de la tierra y luego levantar campamento, no ahorra, no estudia, no construye. El trabajo es disfrute del presente y levantamiento de futuro, es fortalecimiento del espíritu y energía intelectual, es negociación con los demás, búsqueda de normas que nos sirvan a todos y producción de libertad, de ciudadanía y de paz. Mientras sigamos viéndolo como una condena por la expulsión del paraíso, como algo que nos somete a la voluntad de otros o como una tarea insoportable a la que hay que boicotear con innumerables recesos y postergaciones, no saldremos adelante. Hay mucho que hacer en esta sociedad para alejarla del abismo. Y hay que empezar por trabajar mejor, con gusto y con inteligencia. 

Este excelente artículo fue escrito por Rafael Osío Cabrices, periodista venezolano de dilatada trayectoria, columnista de Todo en Domingo, revista dominical del Diario El Nacional y autor de un libro imperdible: El horizonte encendido
La ilustración es d Idana Rodríguez: idanarodriguez@cantv.net